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La muerte cálida

Posteado por Almohadón de plumas | Categorías , | a las 23:56

Por: Ziysanma

La noche del domingo primero de noviembre el bosque se vio inundado por la blancuzca neblina que iba acompañada por la música de los grillos, el aullido de los lobos y otros sonidos de animales salvajes que se mezclaban.

De pronto, a lo lejos, un cuerpo se movía lentamente, caminaba para acercarse a la silla improvisada con troncos de árbol. Al llegar al lugar, tomó asiento aquel ser vestido con una túnica negra la cual tenía una capucha que impedía ver su rostro, se acomodó, cruzó la pierna y con el dedo índice pidió que comenzara la entrevista.

- Buenas noches, señora, ¿cómo está

- Yo, muy bien, creo que nunca había estado mejor y ahora con este frio el día sabe delicioso

- Señora, ¿me podría platicar un poco de su pasado?

- No lo entenderías, querido. Mi pasado data mucho más atrás de lo que te imaginas, no existen conceptos claros para explicarte esto.

- ¿Por qué no existirían los conceptos claros para definir su nacimiento?

- Mira, tu pregunta busca un inicio y mi inicio no se puede explicar con tus palabras. Bueno, no quiero ofender, pero ustedes los seres humanos aún no han llegado a tanto.

- Los seres humanos hemos vivido miles de años en esta tierra y hemos convivido constantemente con usted. Hemos creado días específicos para festejarla, ¿usted, cómo ve a los humanos?

- Son mis hijitos, bueno, hasta cierta forma. Los quiero mucho, todos los días los observo, me acerco a ellos y me siento bien, me genera una felicidad inmensa tenerlos en mi existencia.

- Cuando usted llega para realizar su trabajo algunas veces no es bien recibida, ¿Qué siente La muerte cuando observa esto?

- No es cuestión de sentimientos, yo no tengo ningún problema por no ser querida. Yo quiero y ya, eso me basta, además creo que todos debemos ser trabajadores responsables.

- Todos en este mundo tenemos una vida privada, personal, ¿Qué hace en su tiempo libre?

- ¡En mi vida! (risas), en mi existencia, no tengo tiempo libre. Hay veces que desearía tener más tiempo para cumplir con mis deberes y por eso mismo es que tengo que retirarme, querido.

- Está bien, pero antes, no sé si quisiera responder a la última pregunta

- Claro, querido, la última de la noche.

- Señora, ¿cómo es el otro mundo?

- (risas) querido, yo no sé como es el otro mundo, yo simplemente soy la transportadora, no más. Para saber eso tendrías que ir con… dejémoslo así, queridito, porque no estoy autorizada para hablar tanto.

La dama vestida de negro, desapareció rápidamente, se esfumó y se fue con el aire, mientras el viento, el frio viento continuaba silbando en el obscuro bosque.

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