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EL DÍA ESPERADO

Posteado por Almohadón de plumas | Categorías , | a las 17:42

Por: Azid

Esta mañana fue esplendorosa, el sol brillaba intensamente, el calorcito invitaba a sonreír, y culminaba la alegría de esa semana porque precisamente el jueves pasado se animó por fin, así es, Carlos me invitó a salir y el momento tan ansiado sería hoy a las cuatro, así habíamos quedado:


-¿Entonces sí?

-Pues sí, –le respondí impaciente tras llevar esa plática en círculos sin acordar nada-¿cuándo sería?


-Pues qué te parece el próximo jueves, y te invito a un cafecito bien chido que está por Insurgentes


-Bueno, como a las cuatro ¿no? Es que más temprano no puedo…


-Sí, a la hora que tú quieras


-Y… ¿dónde te vería? –pregunté esperando que él se ofreciera a pasar por mí, sin embargo…


-Qué te parece vernos sobre Reforma, nos buscamos en el cachito que va de la Diana Cazadora al Ángel de la Independencia. Será divertido tratar de encontrarnos, ¿no crees?


-Supongo- le respondí al final con cierta duda… debí haber hecho caso a esa duda para obligarlo a fijar un lugar específico, pero cómo adelantarse a la noticia difundida en diarios y noticieros tres días después, la Compañía de Luz y Fuerza ya no existe (en voz del presidente). En apariencia, eso no tendría relación con mi cita, de no ser porque al salir del metro rumbo a la avenida Paseo de la Reforma, la sonrisa del día se fue volviendo un tanto ridícula al darme cuenta de que precisamente ese día había sido programada la “marcha-mitin, de repudio al atraco monumental que pretende perpetrar el gobierno federal contra LyFC y el SME…”.


¡Carajo! Me quedé un rato atónita entre tantas personas, parada frente al Ángel áureo vigilando desde lo alto a la mancha predominantemente roja formada en una columna extendida hasta donde la vista no alcanza, y tan ancha como la misma avenida con todo y banquetas.

La concurrencia era distinta a los asistentes de costumbre con atuendos estereotipados (pelo largo, morral, playeras del Che, y la obligada estrellita roja en la ropa) e ideas adoptadas por inercia. ¡No!, la gente ahí reunida abarcaba sectores más amplios de la sociedad: trabajadores, esposas, campesinos, sindicalistas, hijos, estudiantes, profesores, intelectuales, simpatizantes a la causa, curiosos,… en fin, todos reunidos con el único objetivo de convertir su ira en acción a través de la protesta, gente tan despierta y dispuesta que daba gusto, con tanto brío que daban ganas de unirse y como Carlos andaría por ahí, me adentré en la multitud.

La presencia del SME se sentía firme en los extrabajadores de playera roja, algunos con su antiguo uniforme, incluso quien llevaba puestas encima dos carrilleras y un bigote al más puro estilo caudillodelarevoluciónmexicana; no sólo eran ellos, también las pancartas de apoyo lo reflejaban, tanto como el repudio al gobierno federal, leía cada una mientras buscaba entre los rostros.


La marcha comenzó previa a la indicación oficial, esta vez no era una masa en espera de órdenes, eran individuos movilizados… “Y SI TU PASAS POR MI CASA, Y SI TU VES A MI MAMÁ, TU LE DICES QUE HOY NO ME ESPERE, PORQUE ESTE MOVIMIENTO NO DA UN PASO ATRÁS…” se anunciaba un Zócalo lleno aunque atrás aún no nos movíamos; el apoyo siempre constante, el ánimo arriba, se pudo ver al pasar por avenida Juárez y Balderas, una pancarta en alto: “LOS CHAVOS DE LA CALLE APOYAMOS AL SME”.


A paso firme, ignorando el cansancio que ya surtía efecto pero eso sí, la algarabía y euforia presentes; las consignas se gritaban con sincera convicción, bastaba con uno para empezar y los de alrededor lo acompañaban, “APLAUDAN, APLAUDAN, NO DEJEN DE APLAUDIR…” el rostro del electricista se llenaba de furia al apretar los labios para sacar p “…QUE EL PINCHE GOBIERNO SE TIENE QUE MORIR” (y del pinche Carlos, ni sus luces). Las escuelas, lejos de competir, vociferaban cohesión “UNAM, POLI, UAM, UNIDOS VENCERÁN” y reiterativos “NO ESTÁN SOLOS” a los electricistas.


El primer cuadro del centro histórico se aproximaba con entusiasmo, cerca de la Casa de los Azulejos, fotógrafos y camarógrafos se aglutinaban en busca de la mejor toma, la cual no obtendrían pues no cabía en un plano, requerían la imagen entera. La Plaza de la Constitución recibía anhelante a los actores de esta situación y éstos a su vez, le retribuían con energía. En el templete, un legislador enunciaba la propuesta de huelga general de pagos para exigir solución, las personas enardecidas gritaban “HUELGA NACIONAL”, a donde volteara veía puños agitándose… Carlos no estaba por ahí.


Acaeció la noche, pero en el Zócalo la luz se hacía presente, ya sea en pancartas, reclamos o los ánimos deseosos de de no quedarse resignados esta vez. Carlos, seguramente me vería al jueves siguiente con la excusa perfecta: “Me topé con una manifestación”. Decidí retirarme poco antes de finalizar el mitin, los contingentes todavía no cesaban de ingresar a la plancha acompañados de gritos desde las orillas, “ESE APOYO SÍ SE VE”, portando las constantes de la movilización: entusiasmo, playeras rojas, pancartas, consignas y determinación.


Mientras iba de salida por Madero, coincidí con un contingente de la UNAM, decenas de jóvenes se habían detenido un par de cuadras antes de llegar, los organizadores hacían señas y de pronto, entre aquellos estudiantes, mi mirada tropezó con la de Carlos, arqueó las cejas con una sonrisa e hizo señas para llamarme, justo cuando llegué hasta él se dio la señal para entrar todos corriendo a la plancha, se nos recibió con efusivos Goyas. Creí haber perdido a Carlos pero enseguida lo vi venir hacia mí…


-Qué onda, ¿cómo estás?- me dijo alegre y con tono de sorpresa


-Hola, pues bien, estaba a punto de irme


-Ah va… pues estuvo chido toparte, de haber sabido que ibas a estar aquí, hubiéramos venido juntos ¿no? Pero a ver qué día hacemos algo


-…mmh, o sea que… ¿sólo venías a la marcha?


-Sí… ¿por qué?, ¿había algo más?


-No, nada, olvídalo. Luego nos vemos


Después él se fue adentrando en el gentío y yo, caminando hacia el metro Bellas Artes…


¡Maldito sea! Si lo hubiera anticipado me habría quedado en mi casa a fumar tranquilamente, afortunadamente no fue así, no fue un día perdido, ya que al menos percibí esta realidad y puedo afirmar que los noticieros deforman la verdad, que yo sí estuve presente mientras “AHÍ SE VIO LA FUERZA DEL SME”, que a la población ya se le nota indignación acumulada… ¡Y que chingue a su madre Calderón! (y ya de paso, también Carlos).

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